Imagen cedida por https://arteyarquitectura.files.wordpress.com/2014/08/la_sevilla_del_sigloxvi.jpg |
Con el descubrimiento de América en 1492 los españoles se
asentaron en el nuevo mundo. Los
hallazgos de oro y plata entre otros, hizo que los Reyes Católicos
establecieran una línea comercial entre el nuevo mundo y España, esta fue la
llamada Carrera de Indias.
Se decidió que habían de establecerse una serie de medidas
basadas en el mercantilismo; la elección del puerto de Sevilla como única
cabecera que uniría la Península con las rutas Americanas , el derecho de
monopolio por parte de los súbditos españoles en las indias y por último, el
establecimiento de un organismo de organización y control.
Desde el segundo viaje de Colón, Sevilla había funcionado
como el centro de control y gobierno de la mayoría de las decisiones.
Además presentaba un enclave estratégico excelente,
compuesto por un rio con 100 kilómetros navegables hasta su desembocadura en la costa gaditana. Frente
a las costas expuestas de Cádiz y Huelva, Sevilla se encontraba en el interior,
lo que le hacía protegerse de ataques de piratería y corsarios.
Rio Guadalquivir. Imagen cedida por painillustrated.blogspot.com |
En unos primeros tiempos, los navíos eran libres de realizar
cuantas expediciones como les fueran posibles y no existía control gubernamental
alguno. No fue hasta 1564 cuando tras la aprobación de una serie de acuerdos,
se obligó a los navíos a tener un tonelaje mínimo, debían ir armados y debían
ir acompañados por las fuerzas armadas.
Para coordinar las relaciones y organizar la actividad
comercial con las colonias se fundó la Casa de Contratación de las Indias(1503-1717). Esta institución tenía
funciones como el fomento y la regulación del comercio con las Indias, instrucciones a
capitanes y maestres, el control de
pasajeros, los derechos aduaneros etc…
Casa de Contratación de las Indias. Imagen cedida por https://archivohispanico.wordpress.com/agi/ |
El auge económico surgido en el S XVI explica el gran
crecimiento demográfico ocurrido en este mismo periodo. En la década de 1580,
Sevilla llegó a tener 120.000 habitantes, en pleno siglo de oro español, lo que
le hacía situarse como la segunda ciudad más poblada de Europa después de Nápoles,
otro gran puerto europeo.
Las riquezas indianas modificaron la fisionomía de la urbe,
la cantidad y la procedencia de sus
habitantes, y hasta sus valores morales.
La fama que ganó Sevilla propició una corriente especulativa
y humana que transformaría para siempre esta gran ciudad.
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